miércoles, 27 de enero de 2016

carta (J. López)

EPÍLOGO (Cinco años después)

Recuperé el pulso a la ciudad de Madrid una noche de octubre.

Después de casi un año y medio de ruptura con ella, volví a la ciudad que me vio llegar 5 años antes, y tras una noche de breve celebración con amigos y/o compañeros de trabajo, me dejaron delante de la estación de Atocha.

Sé que sonreí.
De pronto todo encajó.

Aquella noche, al caminar frente a la estación, me di cuenta de que la fotografía que había elegido como portada para el disco era precisamente de allí, y fue tomada el día que me reencontré con la ciudad, unos 5 meses antes, en el año post Madrid que estuve viviendo en Barcelona, para qué negarlo, lamiéndome las heridas tras casi cuatro años de guerra civil conmigo mismo. De pronto me vinieron a la mente, con sabor pero sin retrogusto, infinidad de mañanas y noches de espera en ese lugar, en silencio en el andén, con mis pensamientos y emociones. Viendo ir y venir a miles y miles de personas anónimas, en un continuo juego de reencuentros y despedidas, de historias que empiezan y acaban, como metáfora de las oportunidades que van y vienen, mientras yo daba al botón de pausa de la realidad y congelaba el tiempo. Como en aquel relato que escribí 7 años antes, aunque esta vez ambientado en el metro de Valencia (http://desvandelatidos.blogspot.com.es/2009/11/un-senor-con-bombin-relativamente-lento.html)

Madrid es una ciudad llena de gente, pero que amplifica soledades. Y en esos ecos a uno le ocurren muchas cosas por dentro, que al parecer, a la distancia, cuando la ciudad dejó de doler, cobraron forma y han acabado siendo, aunque no de un modo buscado, ésto que se llama “Un señor con bombín relativamente lento”. Aquella noche de paseo nocturno por Huertas, Gran Vía, Malasaña… de afectuoso reencuentro con la ciudad, me salió el sentir (que no la letra) del bonus track “cadáveres ausentes”, que aunque acústicamente no tiene mucho que ver con lo anterior, era necesario incluirlo como cierre. El tema se grabó una madrugada en mi casa, a primera toma, y con un ejército de grillos cantando en la calle.

Del resto de temas, “12 grados en la escala hipster”, que podría estar ambientado en la calle Fuencarral perfectamente, “Tu mundo feliz”, escrito hace muchos años, pero de pronto cobró vigencia en mi vida y se ganó su sitio (igual que “Polaroid” del anterior disco, es un tema que no dejé escrito en ningún sitio, pero cada cierto tiempo ha vuelto a mi cabeza y eso suele significar algo), y “Un señor con bombin…” en un deseo de hacer algo cercano a la chanson française y entendí como un desarrollo natural del texto mencionado antes, en alegoría al tiempo que perdemos sin darnos cuenta. Los demás temas (“Creo que he perdido la razón”, “El discreto encanto…”, “Diciembre”) son temas que en su día ya tocamos en directo con The Sexy Circus, pero que parecía oportuno recuperar. Ésta última, entró con el disco ya terminado, tras varias charlas con amigos en las que de pronto me hablaban de esa canción, y volvió a mi imaginario. Los temas bien podrían contar con una coherencia narrativa interna, aunque inicialmente no se buscaba.

Ésto que tienes delante no es un disco al uso. Es un trabajo de artesanía. Un empeño personal por manufacturar todo el proceso, desde la concepción, los temas, la interpretación de todos los instrumentos, el diseño, etc. No nos podemos dedicar a la música a tiempo completo, incluso carecemos de recursos para rodearnos de un equipo de productores, diseñadores, comunicadores, músicos de sesión…que hagan que las ideas se conviertan en un producto comercialmente potente. No pretende serlo. Ésto es literatura sonora, con aristas y rugosidades. Inicialmente se planteó un lanzamiento solamente digital, pero posteriormente consideramos realizar una mínima tirada, exclusiva, para nuestro entorno más querido; el que nos entiende, o aún sin hacerlo nos da sol y nos llueve. Milan Kundera dijo eso de “la cultura sucumbe bajo el volumen de la producción, la avalancha de letras, la locura de la cantidad. Por ese motivo digo que un libro prohibido significa infinitamente más que los millones de palabras que vomitan las universidades”. Suscribo palabra por palabra. Una tirada limitada, en manos afectuosas, y en oídos sensibles, tienen más valor que 2000 copias en cajas en unos grandes almacenes.  Porque no medimos ésto con términos de éxito o fracaso, sino con necesidad de hacerlo, pues el arte realmente no explica nada, pero nos exime de tener que explicar muchas cosas.

Después de mucho tiempo, volví a escribir canciones, gracias a este proyecto que tengo a medias con mi compinche Laguna, llamado Los Detectives Salvajes, en el que nos picamos mutuamente para componer y producir canciones.  Ya llevamos a medias la autoría del disco de The Sexy Circus, y como Los Detectives Salvajes, ya tenemos dos discos, más todo lo que hemos producido de puertas hacia adentro o de fiestas hacia afuera, desde que nos conocimos en 1997 al pie de unas escaleras, y en pocos minutos ya estábamos hablando de Jimi Hendrix y de Led Zeppelin…

Es curioso que todo surgiera en Barcelona, pero que tomara forma con mi regreso a Valencia, donde recuperé de nuevo mi propia piel. En Madrid apenas compuse; creo que únicamente escribí una canción, “Indestructible”, que figura en el anterior disco “Un sentido errático del tiempo”. Ahora sé que ese barbecho fue necesario creativamente.

Tras el mencionado anterior disco, empecé a tener jornadas nocturnas de 13 y 14 horas de dedicación seguida, que se juntaban con la hora de ir a trabajar. Muchos viajes, cenas y salidas no realizadas para tener un mínimo de dinero para conseguir una buena guitarra acústica, un buen piano… Creí interesante ocupar el enchufe de la tele con los cables de la mesa de mezclas, empecé a estudiar piano, monté un estudio casero en el salón, e intenté aprender a grabar y mezclar. Si algo te apasiona, no puedes dejar que el dinero o el tiempo sea el impedimento. Una obsesión creciente poco a poco iba llenado todos mis pensamientos hasta que la pulsión cogió una velocidad inusitada, y la fuerza centrífuga me llevo a juntar una serie de maquetas que de pronto cobraban vida.

Aunque inicialmente el proyecto iba a ser un disco de unos 12 temas a medias, Laguna entendió perfectamente que ésto era una necesidad que yo tenía, y me prestó todo su apoyo y todo el espacio que yo necesitaba para terminar algo que aún no sabía dónde llegaría. Impensable que ésto viera la luz sin su contrapunto, su apoyo y su confianza en la idea. En breve le (nos) tocará tirar… y volveremos a hacerlo juntos porque Los Detectives Salvajes somos los dos: aquellos vencidos pero elegantes que siempre han apostado, deliberadamente por el caballo menos fuerte, dispuestos otra vez a emprender la jugada del eterno perdedor que siempre gana. También ha quedado demostrado a lo largo de los años, que a pesar de nuestros marcados estilos compostivos, acabamos haciendo temas complementarios que consciente o inconscientemente bucean en temáticas similares, de un modo coherente desde el punto de vista narrativo. Así que, después de “un sentido errático del tiempo”, éste “señor con bombín” es la estacióno desde la que parte el primer capítulo de una serie de episodios que escribiremos entre los dos.

Tampoco puedo dejar de mencionar a mi hermano Sergio: mi maestro en muchas cosas, entre ellas las musicales. De él aprendí a amar la música, de él aprendí a escribir, y aunque nuestro amigo Alan Smithee se dejó caer por España para masterizar el trabajo, sin el empujón final de Sergio a mis limitados conocimientos de mezcla y grabación, ésto, no hubiera sonado igual.

Os quiero dar las gracias, por el apoyo y el cariño, y por ayudarnos a hacer ésto posible. Antes decía que Madrid es una ciudad que amplifica soledades, pero me hace muy feliz darme cuenta, que lo que fue una maleta vacía, y una persona anónima en una ciudad gigante, ha acabado siendo un trabajo que ha visto la luz gracias a la ayuda de un montón de gente.

Este individualista redomado que suscribe, se despide parafraseando a David Bowie en Five Years, con aquello de “I never thought I’d need some many people…”

Cinco años después….



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