lunes, 3 de marzo de 2014

esbozo del proceso


   Inútil repetir que cada canción custodia un enjambre de sensaciones producidas por personas y situaciones cuyo rastreo pormenorizado resulta ajeno a los propósitos de este blog. No está todo lo que es, sí es todo lo que está.

   La base.- De un familia sin tradición musical, pero con una querencia exacerbada al canto de sentidas rancheras en celebraciones regadas por el dios Etilo, mis primeras pulsiones musicales datan de la temprana adolescencia. Rock clásico que transitó de Queen a todo la pléyade setentera (Stones, Beatles, Creedence, Led Zep, Purple, EL&P…). Conversaciones con amigos del pueblo, Jesús, Juanfran, Julián y primeros garitos rockeros donde proveerse de clásicos y grupos nacionales (aunque reconozco que siempre tuve el gusto muy "anglosajón").

   Desarrollo.- Adolescente impulsivo y confuso en Valencia: devaneos nocturnos perdido en la trama urbana de la  entonces extraña ciudad, espinosamente acogedora, buscando una identidad huidiza. En lo musical: progresiva búsqueda (en la que felizmente continúo y espero nunca dar por terminada) de las raíces -blues, folk, country-; gusto por el pop de pegada y melodía; inmersión en el rock progresivo que me lleva al jazz y a la música clásica y contemporánea; exploración de otras geografías; salida del mainstream en búsqueda de joyas de los 60 y 70. En lo vivencial, encuentro con Javi, Led Zeppelin mediante, en las escaleras de la facultad, elevado a las alturas de la mitología personal/grupal. Alma gemela musical, iniciamos un proceso de influencia y enriquecimiento mutuo (citas y homenajes, más o menos velados, en letras y músicas incluidos) en la que la pasión por la música sigue fluyendo. En ese caldo de cultivo del non-sense académico, con la sátira nihilista insertada en nuestros corazones,  la tríada la completa Amador, introductor del universo Bolaño, entre otros muchos y variados hallazgos. Con Amador aparece David, el deambulador elegante, descubridor de rincones oscuros/luminosos de la ciudad.

   Pre-producción.- Gracias  siempre a Pichi y Bruno por su energía, solidaridad y entrega. Fue un placer volver a tocar junto a una banda, se ensayaron arreglos primigenios "a lo vivo" y reverdeció el entusiasmo. Si no participan en el disco es puramente por razones prácticas. La importancia de Amsterdam ya ha sido puesta de relieve admirablemente por Javi. Caminamos música, respiramos música: nuestro Sangri-La musical particular.

   El proceso "en sí".- Ha sido un auténtico lujo contar con un músico, en todo el amplio sentido de la palabra, de la talla de Sergio, que ha aportado su sabiduría técnica y "feeling" personal. Química al unísono desde el primer momento. Reuniones a dos y tres bandas en las que el ego se quedaba fuera y sólo se pensaba en lo mejor para cada canción, para cada pasaje. En el aspecto sonoro, particularmente he buscado una "copia inexacta" -trabajamos mucho con referencias, tan bastardas como sea posible- del sonido de los últimos sesenta y los setenta. En el ensamblaje de arreglos se conjuga lo pensado y madurado a priori,  en abstracto, con los hallazgos e interacciones del momento, centrándonos en las letras, el ritmo que imponen,  y el díptico "significado literal"/"significante musical", en la asunción de la urgencia de un signo nuevo. Hemos jugado con los clichés del pop y el rock en los continuos presencia/ausencia y adición/sustracción, añadiendo perfumes de soul, funk, jazz y música contemporánea. Hemos vivido el proceso con fruición: gozo por la traslación de la manía compositiva a la plasmación tangible.

   El gozo no se explica. Ojalá un poco de ese gozo se cuele en vuestros reproductores al escuchar nuestro artefacto sónico. Ya nos contaréis.