jueves, 14 de septiembre de 2017

odisea/duda

Un poco tarde, pero era tarea debida y pendiente.

En las últimas semanas vio la luz el nuevo proyecto personal de J.R. Laguna, llamado odisea/duda.

Al principio fue una serena conflagración, que diría Benedetti, un cúmulo de circunstancias, un lugar posible, un verso pendiente, una caricia sonora intuida.

Todo lo que podía ser y no era, en un plano invisible de la realidad, fue aislado y tratado con cariño y mimo, y una vez detectado el intangible ser, fuimos dándole pinceladas de color para hacerlo visible. Echamos una colección larga de ratos, entre medias hubo muchas conversaciones, charlas, cafés, cervezas, alguna cena copiosa, algún vino, algún vinilo de jazz, algunas muchas divagaciones, y esos momentos de despedida deliberadamente alargada de hacer planes a posteriori cuando el cuerpo pedía seguir grabando.

Somos carne de canción y todas van de lo mismo, pero el envoltorio, en ésto de la música es casi tan importante como el contenido, pues la música va de vibraciones, e igual que el camino de Santiago confiere importancia a cada paso que das, cada pincelada de barniz que nos acercaba más a la pátina final, tenía sentido en sí mismo.

Como casi todo lo que hacemos, no es un disco al uso, es una fotografía alargada en el tiempo, de una serie de sensaciones, motivaciones y pulsiones a las que intentábamos dar forma, con un arsenal sonoro disponible mayor que el que teníamos cuando nos conocimos y empezamos a hacer canciones con una guitarra española, pero aún así muy alejado de lo que supone una producción profesional, con gente dedicada en cuerpo y alma a pulir el diamante, que nosotros dejamos en loco diamante imposible de tallar.

No sé qué proyección tendrá en vuestros oídos, sí que os diré, que es algo muy íntimo, muy personal, y en lo que pusimos mucho alma. Laguna puso sus canciones, y yo puse mi amistad y mi tiempo.

Laguna es mi mejor amigo, le quiero como a un hermano. A veces me saca de quicio cuando saca a pasear esa verborrea que hace que tengas que mantenerte callado, esperando que cambie el semáforo, para poder hablar, pero supongo que ambos nos sacamos de quicio mutuamente, y a la vez nos respetamos, nos queremos y nos llevamos acompañando en lo bueno y en lo malo los últimos 20 años.

Ésto, ha sido una experiencia compartida, que ha robado muchas horas de sueño, pero que quedará para siempre. Aquel 2016/2017 que nos detuvimos a dar forma a un proyecto sonoro donde cualquiera diría "no es posible".

Disfruten de odisea/duda.

Nosotros ya tenemos claro, como Kavafis, que Ítaca no nos ha engañado.

Y que ya sabemos qué significan las ítacas y el hermoso viaje que nos ha dado.


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