martes, 2 de junio de 2015

el síndrome de las piernas inquietas


La vida es una mierda de dimensiones pantagruélicas. Siempre me gustó esa expresión: pantagruélica. Esa palabra lo tiene todo. Tiene momentos abiertos, cerrados, agudos, graves, e incluso una sílaba que ejerce de rampa de ascenso: "gruéeelica!".

Es como la vida misma. Que hemos quedado que era una mierda. Si de dimensiones...

Y en la vida, como en el lenguaje, hay momentos para todo. Incluso para sufrir de males extraños. Nada de tristeza, y vacío ni mierdas de esas postmodernas. No, auténticos síntomas de que algo subyace debajo de la piel. Una suerte de bestia absurda que emerge de vez en cuando para darle sentido a todo. De un modo pantagruélico.

La bestia da palmas, mientras Dear Prudence se mantiene olvidada en el cajón y el diablo que tú conoces, muestra su cara, provocándonos esa vieja alergia de la que nunca nos hemos llegado a curar. Exceso de síntomas, definición de síndrome.

El síndrome de las piernas inquietas.


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